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El Duque De Lady Pear
Dawn Brower


Con la Navidad a la vuelta de la esquina, Lady Pearyn recibe regalos de un admirador secreto, y comienza a creer que tal vez deberГ­a prestarle atenciГіn a este nuevo caballero, porque su duque ciertamente no la quiere. Lady Pearyn Treedale ha estado ligada a Cameron Spencer, el Duque de Partridgdon desde que tenГ­a ocho aГ±os. Una prГЎctica arcaica, pero una situaciГіn que ha llegado a disfrutar. En su introducciГіn formal a la sociedad ella no era como las otras jГіvenes. Mientras todas buscaban marido, ella hacГ­a amigos, tenГ­a conversaciones interesantes, y hacГ­a lo que le daba la gana. Su prometido tuvo la gracia de estar ausente la mayor parte de su vida. Entonces, el duque se fue de gira mundial, y decidiГі no volver nunca a Inglaterra, permitiendo a Lady Pear una libertad que la mayorГ­a de las damas nunca experimentan. Ahora, a los veinte y cinco aГ±os, Lady Pear se pregunta si quizГЎs se equivocГі. Tiene amigos, pero no tiene amor, ni familia. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, recibe regalos de un admirador secreto, y empieza a creer que quizГЎs deberГ­a prestarle atenciГіn a este nuevo caballero, porque su duque ciertamente no la quiere.








El Duque de Lady Pear




ГЌndice


Agradecimientos (#u47b65352-0635-552d-8e1e-d3bdc2117cfc)

1. CAPГЌTULO UNO (#u7ae01aa7-5370-5e8d-95f1-4f16f3bfb09c)

2. CAPГЌTULO DOS (#u357f4d6d-af19-56d3-b65f-a22e1d6b43a6)

3. CAPГЌTULO TRES (#ueba05a71-847f-5400-aff2-7ae196ef8345)

4. CAPГЌTULO CUATRO (#uad2183a5-d5e5-539a-9684-a822cc83de28)

5. CAPГЌTULO CINCO (#uad0e1c66-0d07-5fa8-9b6f-caea608e583d)

6. CAPГЌTULO SEIS (#u0f4cbb18-ee53-5a08-9759-8d5dd34e7f38)

EpГ­logo (#u5bfc9c9a-5e77-56bb-93cd-7c81c555e495)

Postfacio (#u026784b2-bb82-58f1-8fa2-d7986ff1319b)

Acerca de la Autora (#u4d513d42-7d7e-510c-be99-d6b645132aed)


Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor o se utilizan de forma ficticia y no deben interpretarse como reales. Cualquier parecido con lugares, organizaciones o personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia.

El Duque de Lady Pear 2020 Copyright В© Dawn Brower

DiseГ±o de portada The Midnight Muse

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida electrГіnicamente o en forma impresa sin permiso escrito, excepto en el caso de breves citas plasmadas en reseГ±as.


Amar, y ser amado, es el mayor regalo de todos. Ya sea romГЎntico, familiar o de amistad. Aprecia los regalos en tu vida, como yo pretendo apreciar los mГ­os. Mis hijos son los mayores amores de mi vida, y mi propГіsito. Abraza a los tuyos...




Agradecimientos


Un agradecimiento especial a Victoria Miller, quien siempre me ha apoyado. No podrГ­a hacer esto sin tu genialidad y sin ser una de mis mejores amigas.

Elizabeth Evans, eres igualmente importante. Gracias por leer todos mis trabajos sin pulir y ayudarme a mejorarlos, y lo mГЎs importante, gracias por ser tГє, mi amiga, y por formar parte de mi vida.




CAPГЌTULO UNO


Cameron Spencer, el Duque de Partridgdon, mirГі el fuego que ardГ­a en la chimenea. HabГ­a regresado a Londres para una noche, y el frГ­o ya habГ­a comenzado a filtrarse en sus huesos. HabГ­a estado fuera, salvo por unas pocas visitas rГЎpidas, de Inglaterra desde que cumpliГі ocho y diez aГ±os, tres aГ±os despuГ©s de que su padre le obligara a comprometerse con Lady Pearyn Treedale.

Odiaba cada segundo de ello, el compromiso habГ­a controlado su vida desde el momento en que se firmГі. Viajar habГ­a sido su Гєltima oportunidad de experimentar la libertad, hasta que incluso eso le pareciГі una soga alrededor del cuello. Si tan sГіlo su padre no hubiera necesitado el dinero que venГ­a con ese contrato. Como parte del acuerdo de compromiso, parte de la dote de su prometida habГ­a sido entregada al ducado por adelantado. Era la Гєnica manera de salvar sus propiedades, y habГ­a vendido a su hijo al mejor postor. Su padre habГ­a usado el dinero para construir su patrimonio, y para cuando muriГі ya estaba en el nivel mГЎs alto. La necesidad de los fondos de su futura esposa ya no era una necesidad, pero el destino de Cameron ya estaba decidido. Puede que haya tenido que aceptar casarse con ella, pero eso no significaba que tuviera que ir corriendo al altar y hacerla oficialmente su esposa.

Lady Pearyn tenГ­a ocho aГ±os cuando se firmaron los contratos. Г‰l era siete aГ±os mayor que ella. AsГ­ que cuando Г©l cumpliГі diez y ocho, ella sГіlo tenГ­a once. TenГ­a sentido para Г©l, y para su padre, cuando le pidiГі que se saliera de Oxford y en su lugar hiciera una gira mundial. Cuando su prometida alcanzГі la mayorГ­a de edad, se esperaba que regresara, pero Cameron no lo hizo. Su padre muriГі antes de eso y no vio ninguna razГіn para honrar esa promesa, al menos no todavГ­a.

Cameron regresГі para el funeral de su padre cuando cumpliГі la edad de uno y veinte aГ±os, y luego se fue rГЎpidamente de nuevo, dejando sus propiedades en manos de sus mayordomos. Estaban prosperando, y le enviaron informes trimestrales para que pudiera vigilar su propiedad, a distancia. Eso era todo lo que necesitaba. De vez en cuando tenГ­a que volver por algГєn asunto de negocios, pero sГіlo se quedaba el tiempo suficiente para manejarlo, y luego se iba de nuevo.

Funcionaba para Г©l...

Nunca se detuvo a considerar cГіmo podrГ­a funcionar para Lady Pearyn. Г‰l ya habГ­a pasado dos aГ±os de su trigГ©simo cumpleaГ±os, y tal vez, podrГ­a ser el momento de honrar ese contrato. Si ella aГєn lo tuviera. Apenas sabГ­an nada el uno del otro. Ella habГ­a sido una niГ±a la Гєltima vez que Г©l pasГі un tiempo con ella. Ella no habГ­a roto el compromiso... Tal vez le habГ­a gustado la idea de ser duquesa algГєn dГ­a.

Cameron se pasГі los dedos por el pelo y suspirГі. No podГ­a discernir quГ© direcciГіn debГ­a tomar. Ya nada tenГ­a sentido para Г©l. Estaba en casa, para siempre, y tenГ­a que tomar una decisiГіn.

—Perdóneme, Excelencia, —dijo Alfred, su mayordomo. Alfred había estado con su familia desde que Cameron era un niño, y había envejecido mucho en los años que había estado fuera. Aún así, se las arregló para mudarse más tranquilo que nadie que Cameron haya conocido.

—¿Qué pasa? —preguntó él.

—Tiene un invitado, le informó Alfred.

Nadie debe saber que ha vuelto a Londres. ¿Quién podría haber decidido hacer una aparición abrupta? “Que se vayan”, ordenó. La última cosa con la que quería tratar era con compañía no deseada. “No estoy en casa de nadie”. Su humor se oscureció con cada momento que pasaba. No estaba en condiciones de estar cerca de nadie.

—Eso no lo parece, —dijo Collin Evans, el Conde de Frossly, mientras entraba en el estudio de Cameron. —Y di lo que quieras, no voy a ninguna parte. Han pasado meses desde la última vez que estuviste aquí. Ni siquiera viniste a casa para mi boda.

Cameron frunció el ceño. “Lo siento.” Collin era su más viejo y querido amigo, pero no pudo asistir a esa boda. —Te dije que no estaría allí en mi última carta para ti. Ya sabes por qué no fue posible. Cruzó la habitación y tomó la tapa de la jarra de brandy, y luego vertió dos dedos en un vaso. Cameron levantó un vaso y preguntó: “¿Quieres un poco?”

—Supongo que has decidido permitirme quedarme entonces, —respondió Collin. —Así que sí, tomaré un trago contigo. Su pelo rojo dorado estaba un poco despeinado. Eso no era propio del conde. Collin tomó el vaso que Cameron le ofreció y bebió un gran trago. —Me alegro de que estés en casa. Inclinó su vaso hacia él. “¿Te vas a quedar esta vez?”

Cameron frotó sus dedos alrededor del borde de su vaso. No había querido la bebida, pero parecía como si fuera algo que debía hacer con Collin sentado en su estudio. No se encontró con la mirada de su amigo mientras decía, “lo estoy considerando”.

—¿Seguro? Había un toque de sorpresa en el tono de Collin. —No lo dices para darme esperanzas, sino para destruirlas.

—Has estado bien sin mí todos estos años. Levantó la cabeza y le dio a Collin una media sonrisa. Cameron se había asegurado de que se quedara solo sin ninguna distracción. No había obligaciones familiares ni posibles novias que lo pongan en aprietos. Excepto que siempre estaban ahí, sin importar lo que pasara. No podía olvidar lo que se esperaba de él. Lo había intentado, pero nunca se fue. —Incluso se las arregló para encontrar a alguien a quien amar. Me alegro de que seas feliz.

—Lo soy, —dijo Collin. —Feliz, eso es. Pero no lo eres y no lo has sido durante mucho tiempo. Es raro que sonrías. No creo que hayas conocido la verdadera felicidad desde que estuvimos en Eton.

—Antes de darme cuenta de que mi familia estaba al borde de perderlo todo... Cerró los ojos y suspiró. —Nada ha estado cerca del ideal en años. No estoy seguro de saber cómo ser feliz.

Sus padres no habГ­an sido el mejor ejemplo. Su matrimonio se habГ­a contraГ­do y no habГ­an visto ninguna razГіn para no negociar con su hijo. HabГ­a estado huyendo de sus problemas durante demasiado tiempo. Evitar el hogar habГ­a parecido lo mejor para todos. Tal vez se habГ­a equivocado.

Collin terminó su brandy y dejó su copa. La preocupación brotaba de sus azules ojos. “Cuando éramos más jóvenes, en Eton, muchos de nuestros compañeros te llamaban el chico de oro.” Hizo un gesto hacia Cameron. “Y no por el color de tu pelo, pero incluso eso es una valoración justa, supongo. No, fue porque un día serías un duque, y creían que lo tenías todo.”

Cameron resopló. “Demuestra lo poco que sabían”. No tenía una vida de oro. Su padre era distante en el mejor de los casos, y su madre rara vez se quedaba en casa lo suficiente para asentir en su dirección. El título significaba más para ella que el único niño que logró dar a luz. Según las reglas de la sociedad, le debía un recambio a su padre, pero ella había dicho en más de una ocasión que tenía suerte de que le diera un heredero. No había amor entre ellos. Esa era una de las razones por las que Cameron había evitado a Lady Pearyn durante tantos años. No quería tener un matrimonio como el que tuvieron sus padres. Quería más, mucho, mucho más que eso.

—Me doy cuenta de eso, —dijo en un tono solemne. —Porque conocía sus secretos más profundos y oscuros. Collin se inclinó hacia adelante. —Pero esto es lo que quiero que consideres. No eres tan oscuro como crees que eres. Eres bueno para reflexionar, y puedes ceder a los arrebatos de ira como nadie que conozca, pero donde cuenta, tu corazón está en el lugar correcto.

—Nada de eso importa. No podía hacer nada con la mano que el destino le había dado. O lo aceptaba o seguía corriendo. —Y eso no me ayuda mucho ahora.

—Ahí es donde te equivocas. He conocido a tu prometida, y ella no es quien tú crees que es. Creo que, si tuvieras una conversación con ella, te darías cuenta de que tal vez ambos quieren lo mismo. Ella ha tenido que vivir a tu sombra tanto como tú has vivido a la suya. Es hora de hacer algo más que cruzar el canal con el siguiente barco. Quédense y enfrenten su pasado, y luego, avancen hacia un futuro construido por ustedes mismos.

Cameron bebió su brandy. Collin le había dado mucho que considerar, pero no estaba tan convencido como él de que Lady Pearyn quisiera lo mismo que él. —¿Cómo sabes lo que ella quiere? ¿Te lo ha dicho?

—No con tantas palabras, admitió Collin. —Ella pone una cara valiente para el mundo. Da fiestas y apoya a artistas de todo tipo. Su salón siempre está lleno, y siempre hay hombres allí listos y dispuestos a llamar su atención. Coquetea y se ríe, pero nunca llega a sus ojos. Creo que se siente sola. Mientras tengas una correa en ella, no podrá avanzar más de lo que tú puedes. Tampoco es feliz. ¿No crees que debes liberarla si no vas a reclamarla?

HabГ­a mucho en las palabras de su amigo para que lo absorbiera. ВїEra Lady Pearyn realmente infeliz? La habГ­a considerado egoГ­stamente tan hambrienta de tГ­tulos como sus padres y ni una sola vez pensГі que ella podrГ­a querer algo mГЎs. HabГ­a mantenido su distancia y no se habГ­a tomado el tiempo para aprender mГЎs sobre ella. Cameron ni siquiera se habГ­a molestado en escribirle. La habГ­a espiado desde la distancia y ella parecГ­a feliz, y habГ­a asumido que estaba bien. ВїSe habrГ­a equivocado?

—Puede que tengas razón, comenzó Cameron. —Pero no sé por dónde empezar. ¿Debería visitarla? ¿Escribirle? Podemos estar comprometidos, pero no estamos... familiarizados con el otro.

—Eso es lo que hay. Collin se rio. —No estoy seguro de que ella sepa siquiera cómo eres. Aunque no puedo decir lo mismo de ti. Hubo un caso en el parque en primavera. ¿Cómo sabes su apariencia, pero no tiene el mismo privilegio?

Era la hora de la confesión. —Puede que la haya mirado a escondidas unas cuantas veces a lo largo de los años. Su curiosidad había sacado lo mejor de él. Cameron había querido saber cómo era ella. Se había convertido en una belleza, pero una parte de él temía que sus padres lo ataran a una mujer normal o peor. Después de todo, sólo se habían preocupado por el dinero. “Fue bastante fácil en las pocas veces que viajé de vuelta, después de la muerte de mi padre. Necesitaba saberlo...”

—¿Si la encuentras conveniente? —preguntó Collin. —¿Y si eso pasara?

Lady Pearyn era una de las mujeres más impresionantes que Cameron tuvo el privilegio de reconocer. Su pelo era tan oscuro como el cielo nocturno y sus ojos eran de un azul intenso tan encantador que fácilmente podía perderse en ellos. Sin embargo, nunca se acercó lo suficiente para tener una visión real de su exquisitez. Eso significaba anunciar su presencia, algo que no quería hacer. “Ella luce aceptable”, respondió discretamente. “¿Así que ella coquetea?” Él intentaba mantener un tono informal, pero temía que fallara en ese intento. “¿Ninguno ha captado su interés?”

—¿Importaría si lo hubieran hecho? Collin levantó una ceja. —No la quieres de verdad, ¿cierto?

Ese era el problema. Él no sabía lo que quería, pero empezaba a sospechar que sí deseaba saber más sobre su prometida. “¿Y me dirías si ella decidiera tener una aventura?”

—Si quieres que lo haga. Supongo que lo haría. Collin se puso de pie. —Pero hasta este momento nunca creí que quisieras saber algo sobre ella. Si tienes tanta curiosidad, deberías venir durante la Navidad y las semanas previas a ésta. Mi esposa ha invitado a mucha gente y va a ser todo un éxito. Tienes un par de semanas para decidirte. Él respiró rápido. —También puedo finalmente presentarte a ella. Ha oído hablar mucho de mi amiga Cameron, pero aún no se ha dado cuenta de quién eres exactamente. Será interesante, por decir lo menos.

—¿Serías capaz de arrojarme a los lobos? Cameron dijo sorprendida. —Pensé que éramos amigos.

—Eres mi amigo, —dijo Collin. —Pero amo a mi esposa. No me hagas elegir. Se acercó a la puerta. —Debo irme, pero avísame cuando tomes una decisión.

Cameron asintió con la cabeza. —Si y cuando elija reclamar a mi prometida, ella será la primera en saberlo. Cruzó su mirada con la de su amigo. —Pero tú serás el segundo más cercano. Por ahora, tendré que declinar su generosa invitación, y darle mis saludos a su esposa.

Collin se rio mientras se iba. Cameron mirГі fijamente su copa de brandy, bebiГі el resto, y luego dejГі la copa junto a la jarra. QuizГЎs Collin tenГ­a razГіn. Primero, tenГ­a que reunir un poco de informaciГіn y discernir la mejor manera de proceder. Era hora de conocer realmente a su prometida.




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